Las fiestas de Navidad y A�o Nuevo son propicias para estrechar lazos familiares y compartir con los amigos. Si no fuera por los tranques de locura que se forman durante este mes, ser�a perfecto extenderlas durante todo el a�o; as�, reinar�a permanentemente el esp�ritu navide�o y nos ahorrar�amos el trabajo y la tristeza que nos causa desmontar el arbolito, los foquitos, adornos y el nacimiento despu�s de D�a de Reyes.
Llama la atenci�n como se revoluciona el ritmo de la vida durante todo este mes; primero con la entrega de los ahorros, el d�cimo tercer mes, los bonos, seguido de la avalancha de compras que producen la saturaci�n de las avenidas y los centros comerciales.
Solo imaginar las largas filas que hay que hacer para pagar me quitan las ganas de salir de compras durante estos d�as, pero para no quedar como una �Grinch� ante mis hijas, me sacrifico y me sumo a la locura. Lo malo es que cuando entro a los almacenes se me contagia la �compr�tis� y quiero llevarme todo. Pens�ndolo bien, es mejor dejar estas festividades tal como est�n; un mes al a�o que no hacen da�o.