
Nunca reduzca la presión de inflado de una llanta cuando esta esté caliente.
Utilice un medidor adecuado y en buen estado para revisar la presión y mantenerla en el nivel recomendado en el manual del vehículo. La baja presión de inflado provoca que los costados de las llantas se flexionen demasiado y generen calor, al punto de que puede hacer fallar la llanta. Si excede el inflado, esto puede provocar que la llanta sea más susceptible a los daños por impacto.
Si la llanta excede o le falta aire en el inflado se puede afectar negativamente la maniobrabilidad del vehículo. La presión de la llanta en frío nunca debe exceder el límite marcado en el costado de la llanta.