Disturbios en Santa Clara


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Hasta turistas resultaron afectados en esta batalla campal en Santa Clara.

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Elena Valdez / Cocle - DIAaDIA

Tres heridos con perdigones y al menos 50 afectados con gases lacrimógenos fue el saldo de una batalla campal en la playa de Santa Clara en Antón, entre los residentes de lugar y antimotines.

Lo que sería una inspección de la corregiduria para ordenar abrir una servidumbre que pasa por donde está construido un templo de oración evangélica se convirtió en un conflicto, donde hasta piedras salieron a relucir.

La servidumbre que pretendía abrirse, supuestamente por órdenes de la Corte Suprema de Justicia, falló a favor del empresario Vicente Marrol, para que éste pueda entrar a su finca.

Cabe destacar que la mencionada finca no se abrió, pues a pesar de que se intentara ejecutar la orden y que los antimotines rompieran el candado y entraran a la fuerza a la residencia, los residentes y amigos de los afectados lanzaban piedras y hasta botellas a los policías que respondieron con gas pimienta y hasta con bombas lacrimógenas.

Con una segueta y mazo se abrió la puerta pero niños, mujeres y ancianos impedían el paso a los antimotines y se dio el enfrentamiento y todos corrían, mientras los jóvenes de la comunidad lanzaban piedras a los antimotines, los que respondían con bombas lacrimógenas.

Vicenta Rosales, propietaria de la residencia aseguró que hay abuso de autoridad y que va a demandar porque e la corregidora y la policía irrumpieron en una propiedad privada sin documentos, los que es ilegal y agredieron a sus hijos, a menores de edad a su hermano y hasta afectaron a turistas que nada tenía que ver, “todo por abrirle una servidumbre a ese hombre que nunca le ha pertenecido esa tierra y allí está construida nuestra iglesia evangélica”, dijo en medio del llanto.

La batalla campal se extendió hasta el área turística en donde los turistas corrían a la playa y en sus autos para no ser afectados, los turistas gritaban, corrían y con bebes en brazos hacia la playa porque el gas no permitía que los menores respiraran, pues hasta allá llego el humo de las bombas lacrimógenas. Los turistas molestos y asustados se retiraron y hasta criticaron esas actuaciones que los afectan a ellos que nada tenían que ver en este enfrentamiento.

 
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