"Hasta cuándo va a comer ese bistec de uñas y esa sopita de pensamientos... ¿va a comer bollos o no?" Con esta ráfaga de palabras que salen disparadas por los pasillos de los apartamentos, César Palacios vende sus bollos.
César es uno de los pocos pregoneros que todavía alegran las calles de barrios como El Chorrillo, Santa Ana, Patio Pinel y Barraza. En esta empresa lleva 32 años. Admitió que entró a la venta de este platillo hecho de maíz nuevo, debido a que los empleos estaban bastante difíciles y su familia necesitaba del dinero que saliera de la fuerza de su voz y de sus manos.
Entre los comentarios que lo han hecho famoso está el de la lotería, que inicia del siguiente modo: "Recuerda que la lotería es una traumatología, porque después de la lotería queda la mayoría con la cara larga y las manos vacías, limpio y ni para comerse un bollo". Otro de sus mensajes tan famosos es: "Recuerden que no es por ofender, pero nadie se llena viendo a otro comer... estás a tiempo de comerte un bollo y te está esperando un bollo".
El zar de los pregones reconoció que mucha gente no piensa comprar, pero al oír sus frases se animan.
Este trabajo no lo hace solo, ya que su sobrino y la esposa de éste hacen los bollitos.
Afirmó que casi siempre vende todo. Confirmó que las ganancias son enteritas para él, pues está separado y sus hijos ya son adultos.
Sus precios son económicos y su garganta incansable, por lo que no se sorprenda cuando escuche un atronador llamado en el que le expresa a usted: "Hasta cuándo esa bendita flauta y el divino pan de bola que pone a los chiquillos flaquitos, barrigones y cabezones, cambie la rutina que llegó bollo".
Precios
César dice que sus bollos los vende al popular precio de 0.25. También vende mazorcas.
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