La jornada diaria se inicia temprano. Alberto, Victoriano y Lorenzo despiertan, y lo primero que exigen es algo de comer.
Celia Bejerano y Juventino Girón, los padres de estos trillizos, ahora tienen que poner a funcionar su ingenio para conseguir dinero para la leche de los recién nacidos, porque ninguno de estos indígenas tiene trabajo.
Para cualquier familia, el nacimiento de un hijo es el regalo más grande que Dios puede darle, más cuando es por partida triple.
Pero lo triste es cuando la emoción se va, porque las limitaciones económicas y los ingresos no son fijos.
Pañales, leche y alimentación para tres, es lo que desde hace dos meses han tenido que afrontar Celia y Juventino, oriundos de Alto Corotú, en la comarca Ngöbe Buglé, desde el nacimiento de sus tres vástagos.
INDEFENSOS
Los trillizos, Alberto, Victoriano y Lorenzo, además del cuidado total que necesitan de sus padres, también requieren de la ayuda material de las almas caritativas, ya que sus humildes padres no pueden brindarles lo suficiente .
Con un saco en mano, donde cargan unas cuantas latas de leche en polvo, Juventino cuenta que le es urgente un trabajo estable que le dé la facilidad de obtener ingresos mensuales.
SON MAS
Ahora la familia es numerosa, Juventino tiene un hijo más y Celia tiene otros tres, entre ellos una de 13 años que le ayuda a cuidar a los nuevos hermanos. Sin embargo, ante las adversidades luchan para sacar su familia adelante.
LO PIENSAN
Luego de esta experiencia, para ellos, es muy difícil poderse trasladar hasta su casa, más cuando los niños están tan pequeños.
|