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HISTORIAS
Se escapó

Redacción | DIAaDIA

La suerte nunca estuvo de su lado, lo supe desde el día que lo vi. Era notorio el estado deplorable en que se encontraba ese perrito de la calle. Llegó a mi casa un sábado por la mañana; lo traía un niño de escasos doce años, que se compadeció de él y pensó en traerlo a mi lado, con la idea de que su vida cambiara.

Según me dijo el niño, lo encontró a orillas de un río, sitio donde fue abandonado por un señor que lo llevaba dentro de un costal para perderlo o para ahogarlo, sin importarle que fuera un cachorrito.

Era blanco como la nieve, con unos ojos negros a través de los cuales se podía ver el sufrimiento y el dolor que este perrito había experimentado en su corta vida.

Decidí que Luisito, nombre que me gustó para él, debía tener una vida digna. A pesar de toda la atención y cariño que se le brindó a manos llenas, Luisito presentó algunas complicaciones en su salud, derivadas por la indiferencia y descuidos de quienes eran sus dueños.

A todos los que estuvimos con él, nos demostró que su alma sonreía, aun cuando su cuerpecito sufría lo inimaginable. Todavía está en mi mente ese momento de lo sucedido el 20 de mayo; encontré a Luisito muy decaído. Hoy, a una semana de que Luisito se fue, tengo la certeza de que él desde donde está, agradece a todas las personas por el tiempo que fue feliz.

Se escapó de mis manos, pero nunca de mi mente y corazón, allí vivirá eternamente, y desde las estrellas que aparecen en las noches y nos enseña el verdadero amor a los animales.





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