No pudieron hacer la rifa. Los desempleados que pensaban salvarse con sus tradicionales rifas del pavo y el lechón salieron trasquilados con los operativos de la Junta de Control de Juegos.
Este año no solo los sacó de circulación, sino que les decomisó la mercancía.
Eso le pasó a una señora llamada "Juana", quien tiene más de 35 años de vender rifas en los predios del Mercado Público.
A ella, la Junta de Control de Juegos le decomisó una paila llena de víveres y una silla mecedora de cuero.
Otro afectado, que pidió reserva de su nombre, dijo que los trámites en la JCJ son muy engorrosos y costosos.
Mencionó que les exigen abogado y una cuota que para ellos resulta muy elevada, porque solo lo hacen para esta época.