Vista a uno de los pozos que se puede observar desde el mirador. Los visitantes dicen que esas aguas están contaminadas por su color turquesa. (Foto: ERICK AURELIO MARCISCANO / EPASA)
Didier Hernán Gil
| DIAaDIA
En una encrucijada. Así están más de 60 "cañaceños" que saborearon la explotación minera en Cañazas de Veraguas y ahora degustan el trago amargo del desempleo y la incertidumbre. Esa experiencia va a cumplir 10 años, pues la empresa canadiense Terra Resourse Development S.A, que desarrollaba la actividad minera, colgó los guantes, debido a que el precio de la onza de oro descendió a los 200 dólares, según manifestaron los trabajadores de aquella época que aún tienen la esperanza de que la minería vuelva a reactivar la economía de este distrito veragüense.
Rafael Rodríguez es uno de los 60 cañaceños que se han mantenido en las instalaciones de la mina Santa Rosa, a la espera de que otra compañía se interese en la actividad. DIAaDIA recorrió los predios de la mina y a simple vista se pueden contabilizar cinco pozos, que a criterio de los mineros, no están contaminados con cianuro, pues hay residentes que acuden a pescar y aseguran que allí hay pescados. Desde el mirador de esta mina se percibe una comunidad estancada y en completo silencio, donde el ruido mayor emana del campanario de la iglesia del pueblo a cada hora.
Se observó que las infraestucturas que quedaron han sido vandalizadas y otras fueron vendidas por los mineros con la excusa de poder sobrevivir.
En una pequeña casa, dentro de los terrenos de la mina, Rodríguez, junto a otros compañeros, custodian el área. Un poco temeroso por la visita, él confesó que por semana hay turnos y que son relevados por otros mineros que se dedican a labores como la agricultura o a cuidar fincas para nivelar sus ingresos económicos.
Narró que su colectivo, que ellos han denominado Compañía Minera Cañazas S.A., interpuso una demanda para cobrar sus honorarios, pero no procedió y todavía se encuentran a la espera de deslindar un proceso legal. Esta es la razón por la que alegan que los inversionistas interesados desisten de la idea.
Tanto los mineros entrevistados, así como algunos residentes de Cañazas, admiten que con la mina hubo un auge económico, pero solo duró los cuatro años que tuvo de operaciones. Entre los logros estuvieron la construcción de la potabilizadora, pero pasó a manos del IDAAN, y ahora los residentes miran con recelo que se les cobre el agua de su poblado. También se beneficiaron las escuelas, el hospital y las autoridades locales.
Juan Guerra, uno de los directivos de la compañía, confesó a DIAaDIA que es probable que para febrero de 2009 se reanudan las operaciones en esta mina con la empresa Panamet, y que ya tienen el aval del Ministerio de Comercio e Industrias (MICI).
Precisó que el yacimiento principal de oro no ha sido explotado y que los trabajos realizados fueron aleatorios. "Lo que se ha hecho es como los dedos de la mano abierta, pero no se ha llegado al concolón", detalló. Explicó que el monto que le adeudaban a estos mineros era de 2.5 millones de dólares, pero ahora piden un millón para los 63 obreros, de los que ya fallecieron dos, pero los recursos que consiguen se los hacen llegar a sus familiares.
Al cuestionarle sobre las afectaciones al medioambiente, dijo que los pozos no están contaminados, pero alega que una vez se marcharon los canadienses, se designó a una comisión para sanear las áreas trabajadas con químicos. "Hubo dinero para eso, pero mentira, lo que hicieron fue dejar la mina destruida. Nosotros tuvimos que ver cómo ese químico no llegara a las quebradas", aunque no precisó dónde vertieron esos líquidos.
Al conversar con los moradores del pueblo más viejos y que pidieron reserva de sus nombres, dijeron que el grupo de mineros ha cobrado más de lo que le adeudan con la venta de equipos de oficinas y maquinarias, cosa que no fue descartada por los mineros, pero su escudo es que la minería representa incrementos económicos para Cañazas.