Aprendió la lección

A veces la vida enseña que para aprender de los errores es necesario que pase algo que pueda doler el resto de la vida. Este es el caso de Víctor Hugo Salas, quien perdió uno de sus brazos en la cárcel de San Juan de Lurigancho (Lima, Perú), hace 14 años.

Liberado del mundo de las drogas y los robos que lo mantuvieron atrapado durante 28 largos años, Víctor Hugo, quien actualmente vive en la fundación Hogares Clamor, en el Barrio Panamá, ubicada en la 24 de Diciembre, sector #2, es líder espiritual e imparte la palabra de Dios, lo que define como una experiencia maravillosa porque “el que está con Cristo, todo lo puede lograr”.

Los semáforos de las calles forman parte del diario vivir de Víctor, quien recuerda que un día se acercó a la ventana de un carro para vender su acostumbrada estampilla con mensaje positivos de “Dile No a las Drogas” y ahí estaba su ángel guardián, un empresario quien frente a la necesidad que pudo observar del vendedor, cariñosamente lo miró y le preguntó qué anhelaba, sin más, Víctor le expresó que una prótesis para poder manejar mejor su vida, y así fue como el samaritano le compró su prótesis deseada.

Víctor puede constatar que todos merecen una segunda oportunidad, y es que así como él, hay cientos de personas que esperan cambiar su vida drásticamente y salir de la oscuridad de las drogas y el vandalismo para tener un mejor futuro.