Su esposa lo abandonó por su discapacidad hace un año.
Pero su desencanto no termina allí, pues también se endeudó para que uno de sus hijos pudiera graduarse, y hoy día también le da la espalda.
Ese es el sentir del coclesano Plinio Berrocal. Este singular panameño se la pasó ayer en los predios de la Gobernación esperando a que llegara el Vicegobernador para pedirle un favor: que le ayude a conseguir una nueva llanta para su compañera que no lo traiciona, su silla de ruedas.
Es por eso que prometió no descansar hasta lograr su cometido, pues dijo ser amigo del Gobernador y del Vicegobernador.
Explicó que él no quiere una silla nueva, sino reparar la que tiene.
Este señor es pensionado y sólo cobra 10 balboas quincenales debido al préstamo que hizo. Él reside en San Miguel y trabajó como inspector de aduana en el Aeropuerto de Tocumen por años, eso le provocó sordera.
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