Ni el Ramadán lo salvó. El ex dictador Saddam Hussein, condenado a muerte en la horca el 5 de noviembre pasado, tras ser declarado culpable del asesinato de 148 chiíes iraquíes de la aldea de Duyail, en el norte del país, en 1982, fue ahorcado ayer.

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Al acercarse la hora de su muerte, Saddam recibió a dos de sus hermanastros en su celda y les dio sus efectos personales y una copia de su testamento y aunque su hija llorando pedía que se la llevara con él, negaron su petición.

Junto con Saddam ejecutaron también a su hermanastro Barzan Ibrahim y al ex presidente del Tribunal Revolucionario, Awad Hamed al-Bandar.

Najeeb al-Nueimi, miembro del equipo de abogados de Saddam dijo que las autoridades estadounidenses conservaban la custodia física de Saddam para evitarle humillaciones antes de la ejecución. Dijo que los estadounidenses también quieren impedir que se mutile su cuerpo, como ha sucedido a otros miembros del régimen depuesto.

DENEGADA

Minutos antes de la ejecución de Hussein, una jueza federal estadounidense rechazó postergarla.