La afectada ya utilizó el saldo de la tarjeta. (Foto: ARCHIVO / EPASAS)
Nicanor Alvarado D.
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Su mayor sueño se convirtió en su peor pesadilla. Cuando pretendía obtener un préstamo para comprar una casa para su hijo de 13 años, la señora María (nombre ficticio por su seguridad), resultó estafada.
Con lágrimas y temor, narró que contactó a una persona para que le gestionara la financiación, y que le cobraría 1,500 dólares; sin embargo, éste logró que le aprobaran una tarjeta de crédito por 11 mil dólares, alterándole la declaración de renta. Del total aprobado, María debía darle seis mil dólares.
Trascendió que la persona que le consiguió la tarjeta le manifestó que sólo debía pagar por ella cerca de 50 dólares quincenales, empero, poco después, el Banco le avisó que eran 200 dólares mensuales.
Ahora, como sólo ha pagado 187 dólares en cuatro meses, afirmó que la entidad le avisó que podría entablarle una demanda por fraude. Al recordar eso, María llora desconsoladamente.
Nicolás Barraza, de la Superintendencia de Bancos, aconsejó a la afectada, interponer una denuncia ante la Dirección de Investigación Judicial (DIJ), y luego acercarse al Banco a expresarles lo ocurrido y lograr un arreglo de pago, para que no ejecuten acciones legales en su contra.