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PONER LÍMITES, NECESARIO EN EL NUEVO AÑO


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Los límites mentales o emocionales son mucho más difíciles de establecer. El síndrome de codependencia genera mucho sufrimiento.

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Gaspar Aramis Da Costa Foster - Doctor

Muchos pacientes acuden a los servicios de salud mental con un problema que se llama codependencia emocional. Las personas sufren de este síndrome por su dificultad en poner límites en sus relaciones. Se entrometen en la vida de otros y permiten que otros se metan en sus vidas. Sufren porque los demás no se comportan como esperan o porque no actúan como los demás esperan de ellos. En resumen, es un problema de límites. Se piensa que no se puede ser feliz si los seres queridos tienen problemas, abusan de alcohol o drogas, si son infieles o no tienen el estilo de vida que se anhela (porque es el que en el fondo los demás consideran mejor). Se vive dependiendo de la felicidad de otros. Un límite es qué tan cerca del otro podemos estar de manera cómoda en una relación. Los límites físicos son más fáciles de identificar. Una persona sana no permite que la toquen si no lo desea, es capaz de mantener el contacto visual con los demás o rechazarlo si no le agrada, no deja que usen su ropa o sus cosas sin su permiso. No permite que otros controlen su tiempo. Tampoco infringe los límites físicos de los otros, respetándolos en esas áreas.

Los límites mentales o emocionales son mucho más difíciles de establecer. Los demás se sienten en derecho de cuestionar creencias, decisiones, pensamientos e ideas, rompiendo los límites emocionales, siendo intrusos en nuestra vida interior, y si lo permitimos, bajando nuestra autoestima. El mundo interior de cada persona incluye además, deseos, necesidades, fantasías, sueños e ideales, que no siempre van a ser consistentes con las expectativas de los otros. Y a veces somos nosotros los irrespetuosos con los límites emocionales de otros, cuando deseamos que nuestros hijos, esposos, u otras personas significativas hagan lo que creemos que es mejor para ellos, sin analizar que son capaces de tomar sus propias decisiones y cometer sus propios errores.

Los límites espirituales, también generan crisis en las relaciones. Qué religión se practica, cómo se practica, con qué frecuencia y de qué forma, qué debiera ser importante para el otro. Pareciera que todos se sienten con derecho de opinar en la vida individual y a veces es uno el que de forma impetuosa se mete a opinar “con buena fe”, pero pésimos resultados, lesionando al otro, al irrespetarlo como individuo.

El síndrome de codependencia genera mucho sufrimiento. Es una condición psicológica en la cual alguien manifiesta una excesiva, y a menudo inapropiada, preocupación por las dificultades de alguien más o un grupo de personas. Primero fue descrito en familiares de personas con adicciones, pero se ha demostrado que se da en cualquier relación en la que no haya límites claros. Algunos síntomas de la codependencia son: conducta controladora, desconfianza, perfeccionismo, evitar hablar de los sentimientos, problemas de intimidad, comportamiento protector, hipervigilancia o malestar físico debido a estrés. A menudo, la codependencia va acompañada por depresión, ya que el codependiente sucumbe ante sentimientos de frustración o tristeza extrema por su incapacidad de realizar cambios en la vida de la otra persona (o personas) y puede llegar también a producir ataques de pánico en quienes lo padecen.

Entonces, en este nuevo año debemos evaluar cómo nos relacionamos con los demás, si respetamos sus límites y ellos los nuestros, para alcanzar una interacción más definida, con límites más claros. Es una oportunidad para desarrollar relaciones más sanas, basadas en el respeto al ser humano. ¡Feliz año 2013!

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