Su experiencia es su mejor carta de presentación. Quizá usted lo ha visto en ferias, en Calidonia o en la Peatonal, pero no sabe todos los sacrificios que ha hecho Rigoberto "Chino" Carrera, de 70 años, en su ardua faena de buhonero.
El trabajo es duro y muy peligroso. Varias veces han pasado muchachos corriendo y le han llevado la mercancía de su mesa. "Eso de los robos son gajes del oficio", dice Chino.
Cuando apenas tenía 20 años, se inició como ayudante de un buhonero en la bajada de Salsipuedes. Luego, al conocer un poco el negocio se abrió y puso su propia mesa de venta en el mismo lugar; en principio fue difícil porque no conocía el ambiente, pero poco a poco se fue acomodando.
En ese entonces se ganaba entre 40 y 50 dólares hasta el mediodía. La cifra se duplicaba cuando laboraba todo el día. En aquel tiempo todo era más barato y las personas compraban más.
Ahora la cosa está dura, a veces consigue 25 dólares en todo un día de trabajo. "Ahora hay mucha competencia", señaló.
También ha trabajado como vendedor ambulante en Calidonia y la Central, con su mercancía a cuestas y pregonando, como siempre ha sido su costumbre. Ya no lo hace, porque el cansancio y el tiempo de estar en esta faena, han empezado a hacer efecto.
Se ha dedicado toda una vida a esto, más que todo porque le resulta más fácil y se ha acostumbrado a tener plata en efectivo a diario. Su puesto actualmente lo tiene frente a El Machetazo de la Peatonal, donde trabaja de 9 a.m. a 7 p.m., todos los días. Los domingos trabaja hasta mediodía y sólo descansa para Semana Santa.
A sus 4 hijos los educó y mantuvo con este trabajo, tres de ellos estudian en el extranjero. Ha ahorrado algo de dinero para cuando la edad le indique que no puede seguir.
PASATIEMPOS
Escuchar radio, estar en familia. A veces, ir a la playa los domingos.
|