No todos los días se logran objetivos como éste, y menos ante rivales de tanta trayectoria como Estados Unidos y Costa Rica, que siempre habían sido los favoritos.

Una vez más estos chicos, cuatros que repiten del pasado Mundial de Emiratos Árabes (Armando Gun, Hanamel Hill, Cristhian Vega y José Calderón) y otra camada de nuevos jugadores que salieron del anonimato, volvieron a sacar la cara por Panamá y de la mano de un estratega del patio escribieron en letras doradas nuestra historia futbolística en el ámbito mundial.

Esto, señores, representa un hecho sin precedentes para el deporte nacional, pues a diferencia de la anterior clasificación cuando se jugó la eliminatoria en casa, en esta ocasión, los chicos tuvieron que alistar sus maletas en dos ocasiones y enfrentar a más de siete rivales. Primero partieron a Costa Rica en el más completo silencio. Allá eliminaron a Guatemala, El Salvador y Nicaragua. Ahora viajaron a Estados Unidos con el difícil reto de superar, no sólo a los contendientes, sino también el frío y lo lograron, dejando en el camino a Trinidad y Tobago y a los propios costarricenses. Ahora sólo resta apoyarlos para que la presentación de Panamá en el Mundial de Holanda sea mejor. ¡Felicidades, chicos!