Este humilde vendedor de raspados, cuenta que desde que tenía 12 años empezó como ayudante de su tío Celedonio Díaz, que tenía una carretilla.

Aún cursaba estudios y le daba un poco de pena el trabajo, pero su tío le fue inculcando que eso era lo mejor y no debía sentirse así.

Laboró por 15 años en la empresa Pepsi Cola, hasta que en 1997 fue cesado y del dinero que le tocó de liquidación, invirtió en su carretilla, que hoy en día es el sustento diario de su familia compuesta por sus tres hijos y cónyuge, que viven con él en Los Andes # 1.

Procura mantener siempre limpia su carretilla, a fin de dar una buena imagen a su clientela. Él mismo prepara los jugos de frutas naturales, como maracuyá, melón, melocotón, guanábana y arroz con piña.

Además de raspados, vende las famosas "malteadas" muy gustadas por la gente.

El recorrido lo hace caminando por todo el distrito de San Miguelito, donde incluso tiene clientes en varias empresas que le esperan en días fijos.

En principio el recorrido era cansón, pero ahora está acostumbrado. César empieza a preparar todo desde las 6 de la mañana, para salir a la calle a eso de las 10:30 a.m. y termina a las 5 de la tarde.

Cuando es tiempo de invierno, se le hacen las ventas difíciles; no obstante, siempre saca algo para sobrevivir.

Por el momento, Cuervo sigue ahorrando a ver si cambia un poco el negocio.

Dijo que le gustaría tener un pick-up para moverse más por otros sectores, vendiendo raspados e, incluso, otras cosas.