Llegaron a salvo. Estos rostros que usted ve, fueron los de algunos de los panameños que estuvieron en Haití durante una semana rescatando y haciendo reportajes. Ellos son Hellen Concepción, de TVN; y Eduardo Bonaga, de Telemetro.
Conversamos ayer con estos periodistas a su llegada al país, y nos revelaron algunas anécdotas tristes y otras muy halagadoras.
GUERRERA DE LA PLUMA Y DE LA VIDA
Ni el temor que toda la vida ha acompañado a Hellen Concepción a los sismos la hizo desfallecer.
"Tenía que ser fuerte y batallar con la naturaleza, pues varias veces, las réplicas se hicieron sentir. En una ocasión mientras estaba con los rescatistas de Protección Civil en un edificio a punto de colapsar, hubo una y el miedo se apoderó de todos".
Este viaje fue de gran aprendizaje para esta pequeña luchadora, porque la experiencia vivida le cambió la forma de ver la vida. "Tenemos que aprender a valorar lo poco o mucho que Dios nos ha regalado. Salí de Haití, pero mi corazón quedó allá. Cuando regresé, me sentí triste porque quedó un pueblo abandonado y devastado, un pueblo en el que hay mucha hambre y angustia", comentó.
Muchas serán las imágenes que no olvidará la comunicadora, entre ellas los cadáveres incrustados en los hierros. "Nunca olvidaré el hecho que llegó un momento en que la prioridad no eran los muertos, sino rescatar a las personas que estaban con vida... eso es triste", contó muy acongojada.
PICADA POR TODOS LADOS
Al conversar con Hellen, vimos cómo su piel estaba en mal estado. Los mosquitos la habían picado por todas partes, incluso le dio una alergia en todo el cuello. En el chequeo general salió bien, y la afección se debió al polvo.
"SOLDADO DEL PERIODISMO"
Otro comunicador que informó a los panameños sobre este trágico suceso fue Eduardo Bonaga. Él vio cómo la desesperación y la hambruna azotaba a los isleños.
Esta situación, lo dejaba impotente, pues no veía la ayuda de la ONU y, por otro lado, no podía resolver nada, porque cada paso que daba debía hacerlo con mesura y cuidado, debido a que el país está sumergido en un caos. "Me fue muy difícil ver cómo un niño me pedía agua, y no pude dársela. Nos habían ordenado que no lo hiciéramos, por ser peligroso, ya que si lo hacíamos, corríamos el riesgo de que a los minutos llegara más gente como avalanchas", nos dijo Bonaga.
EL MOMENTO MAS TRISTE
Uno de los episodios más difíciles que vivió este arriesgado camarógrafo provino precisamente de su hogar. Luego de hablar con su hijo de cuatro años, este le preguntó cuándo regresaba. "Eso me partió el alma y me puse a llorar. Y en ese momento, me quería regresar y me preguntaba, ¿esta no es mi lucha, ya yo cumplí?, Estas interrogantes se las hizo en momentos de desesperación.
QUEDO MARCADO
Bonaga, nunca olvidará el terremoto de Haití, sobre todo las imágenes en la que veía a la población haitiana en la calle pidiendo comida, y los suministros no llegaban. "Ver cómo se paraban fuera de la Zona Franca (área donde ellos estaban) y en donde se elaboraban 40 mil comidas diarias, era muy triste y a la vez de miedo de que la gente rompieran las puertas"... eso era desesperante.
Estos chicos tienen alma de guerreros, y estando allá, sus manjares no eran pollo o jamón, nada de eso. Sus alimentos eran tuna, yuca, agua, o sea, comidas sencillas que debían comer dentro del sitio donde estaban.
REGRESARIA NUEVAMENTE
Como buen periodista, este no se doblega, y nos afirmó que si le dicen que tiene que regresar, lo haría, porque lleva el periodismo en la sangre, aunque también estaría triste por dejar a su familia.
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