Siguen molestos. Carlos Campos, quien tiene una venta de artículos de Carnaval, expresó que está triste, porque en los tres días que han transcurrido de la fiesta del dios Momo no ha vendido mucho y lo peor es que solo ha sacado lo que gastó en el permiso del local, que tiene un precio de B/90.00.
Y es que los dueños de los locales comerciales están molestos, porque sus puestos estaban ubicados lejos de los culecos, donde se concentra la mayor cantidad de personas en el día, y en la noche cuando ya empiezan a vender se hacen las 11:00 p.m. y las autoridades mandan a desalojar a los visitantes y se quedan con la mercancía sin vender.
Esa misma realidad la expresaron los vendedores de sombreros, de comida y otros artículos, quienes sienten que la inversión no valió la pena.
A través de un recorrido por la ruta del Carnaval desde vía Brasil hasta el edificio Avesa en Vía España, era poco el movimiento comercial. A pesar de que los locales trataban de atraer a los consumidores con buena música, nada hacía que las pocas personas que acudieron al Carnaval se detuvieran a comprar.
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