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Un grito de ayuda
La vida lo ha tratado duro desde muy niño.

Elisinio González G. | DIAaDIA

La vida lo ha tratado duro desde muy niño. Sus manos no supieron lo que era jugar, sino lo difícil que era batallar en la calle.

Empacador, limpia botas, vendedor de frutas en los semáforos... Edwin Díaz, hoy día un joven boxeador, recuerda aquellos momentos con mucho agrado... porque trabajaba con mucho amor... por el amor que sentía por su madre.

Hoy, cuando han pasado 18 años de esas imágenes, la vida se le ha complicado más a Díaz. Las razones saltan a simple vista: perdió a su madre el año pasado, no tiene padre y sufre todos los días cuando su pequeña de cinco años le pide un plato de comida.

"Es difícil seguir adelante porque no tengo trabajo. No tengo un seguro para poder sacarle las medicinas a mis dos hijas, que a cada rato se me enferman. Y este año, la más grande ya va para la escuela. La vida cada vez se me complica más", precisó con voz quebrantada Díaz, mientras su esposa Ana Sthepanie le daba aliento.

"Le pido al gobierno o al municipio donde una vez laboré, que por favor me ayuden. No por mí, sino por mi esposa y mis pequeñas".

Díaz siguió pidiendo ayuda, recalcando lo que motivó su despido del Municipio de Panamá.

"Cuando yo era ‘sparring’ de la ‘La Araña’ tuve una que otra tardanza, cosa que me perjudicó. Sin embargo, yo planteé mi situación de que era boxeador. Lamentablemente, una persona me tomó mala fe y me despidió", explicó Díaz.

MUCHO SACRIFICIO
A pesar de los obstáculos, Díaz no baja la cabeza... por el contrario, la levanta para pedirle con mucha fe a Dios, con tal de algún día alcanzar un mejor futuro para su familia.

"Ya que no tengo trabajo, estoy metido de lleno en el boxeo. Gracias a Dios recibo el apoyo de Omar Martin, quien es apoderado de varios boxeadores", enfatizó el gladiador.

Agregó que "me levanto a las cuatro de la mañana a correr y regreso a casa a desayunar.

Luego voy al gimnasio de Barraza a entrenar con mis dos hijas, cuando a mi esposa le sale algún trabajo eventual.

Entreno gracias a la secretaria del gimnasio, Iris Omaira Ruiz, que desinteresadamente cuida a mis hijas por dos horas, aproximadamente", acotó.

ÚLTIMO MENSAJE
El tiempo transcurría y Díaz ya estaba listo para cumplir con su plan de entrenamiento. Pero, antes de ese momento, el joven púgil de 23 años terminó la entrevista con un último mensaje: "He luchado honradamente toda mi vida y lo seguiré haciendo.

Sólo le pido al Alcalde del distrito de Panamá que por favor me nombre en el departamento de deportes para hacer la limpieza en el gimnasio de Barraza".

   
 
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