Él es vendedor de chichas y empanadas, pero además es celador en una escuela del área hace 17 años.

Tener dos trabajos no es nada fácil, por lo que Salcedo debe esforzarse y sacrificarse para ver los frutos y poder sufragar sus gastos.

Diariamente, cuando termina su turno en la escuela a eso de las 4:00 a.m., duerme un poco y se levanta a freir las empanadas, sale a venderlas a eso de las 7:00 a.m. y termina al mediodía. De allí, regresa a la casa y en la tarde hace las del día siguiente.

"Tengo mi clientela que me espera para comprar las empanadas y las chichas que son de frutas naturales", manifestó. Y es que él recorre desde el parque de Capira hasta el Municipio.

CONSEJITO
"Uno tiene que tener visión y tener trabajo honradamente y que sea propio para no depender de jefes", expresó Edgardo, quien no le importaba el fuerte sol que pegaba en Capira, pues lo principal era recorrer todo lo que fuera necesario para vender el producto que con tanto esmero prepara para sus clientes.

ESFUERZO
Aparte de ser celador en una escuela, Edgardo Salcedo vende chichas y empanadas.