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  sábado 19 de febrero de 2005 enviar por email versión para imprimir
  OPINION
HISTORIAS
Lo que no tuve

Redacción | DIAaDIA

Un hombre joven aún, relataba entre cabizbajo y molesto el porqué se arrepentía de haber vivido sólo para proporcionar bienestar material a sus hijos, y usado su tiempo únicamente para trabajar y trabajar sin descanso.

Decía así: Quise darle a mis hijos lo que yo nunca tuve. Entonces comencé a trabajar catorce horas diarias. No había para mí sábados ni domingos; consideraba que tomar vacaciones era locura o sacrilegio.

Trabajaba día y noche. Mi único fin era el dinero, y no me paraba en nada para conseguirlo.

Todo lo que quería era darle a mis hijos lo que yo nunca tuve.

Yo quería que fueran hombres de bien, educados en los mejores colegios, que vistieran a la moda para que nadie se burlara de ellos, que no les faltara diversión y que disfrutaran de los mejores alimentos.

De repente, alguien lo interrumpió: ¿Y lograste lo que te propusiste?

El hombre levantó la vista y sonrió de manera enigmática. - Claro que sí- le contestó a su interlocutor. Yo nunca tuve un padre agobiado, hosco, siempre de mal humor, preocupado, lleno de angustias y ansiedades, sin tiempo para jugar conmigo y entenderme. Ese es el padre que yo les di a mis hijos.

Ahora ellos tienen lo que yo nunca tuve. ¿Te identificas tú con esta historia? ¿Te parece familiar esa actitud? De ser así, es hora de que cambies tu modo de vida, pues podrías darle a tus hijos soledad, amargura y rebeldía, en lugar de un corazón colmado de amor, comprensión y perdón.

 

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