Después de mucho pensar uno dijo; "¡Ya sé!, vamos a quitarles la felicidad, pero el problema va a ser dónde esconderla para que no la puedan encontrar".

Propuso el primero: "Vamos a esconderla en la cima del monte más alto del mundo". Pero lo descartaron, ya que alguien podía subir y encontrarla.

Luego otro propuso: "Entonces vamos a esconderla en el fondo del mar", pero nuevamente la descartaron porque alguien podía construir un aparato y bajar.

El tercer duende propuso esconderla en un planeta lejano a la Tierra.

Y le dijeron: "No, recuerda que tienen inteligencia, y un día alguien va a construir una nave en la que puedan viajar a otros planetas y la van a descubrir".

Un cuarto duendo más astuto dijo: "Creo saber dónde ponerla para que nunca la hallen".

Todos voltearon asombrados y preguntaron al unísono: "¿Dónde?".

El duende respondió: "La esconderemos dentro de ellos mismos, así estarán tan ocupados buscándola fuera, que nunca la encontrarán". Todos estuvieron de acuerdo y desde entonces ha sido así: el hombre se pasa la vida buscando la felicidad, sin saber que la trae consigo.