"Que se cuiden", ese es el consejo que da don Alejandro "Chele" Caicedo López, de 103 años, a las personas. Él está disfrutando a sus 41 nietos, 78 bisnietos y 76 tataranietos, quienes están pendientes de toda necesidad que tenga su abuelo. Fue padre de 22 hijos de los cuales solo quedan cuatro vivos.
Don Alejandro cumplió sus 103 años el pasado 27 de febrero, pero en su cédula aparece que nació el 24 de febrero de 1908. Es oriundo en Río Congo en La Palma, Darién.
De joven, don Alejandro trabajó en aserraderos, fue policía, corregidor, curandero, carpintero, ebanista y hasta en las fiestas a las que asistía quedaba cantando y tocando un instrumento.
Su mente está lúcida, pues al solicitarle DIAaDIA que cantara una canción, don Alejandro no vaciló y tarareó la música: "No vayas a la tumba del suicida", que fue acompañada por sus nietos y terminó con aplausos. La letra la cantó tal como es y no se le olvidó ni una letra.
Aconsejó a los jóvenes a cuidarse más, porque actualmente las personas juegan con su salud.
Mientras sus familiares hablaban de los amores de don Alejandro, este solo escuchaba atento y solo reía.
Gregoria, hija de don Alejandro, expresó que su padre hasta hace cinco años andaba buscando qué hacer, pero comenzó a perder la visión y para su seguridad lo mantienen en una silla de rueda.
Don Chele es muy reconocido en el sector de Samaria, San Miguelito, pues ha visto nacer y morir a muchos vecinos, quienes se han deleitado con sus anécdotas de juventud. Él está consciente de que aún le quedan más años por vivir para conocer más bisnietos y tataranietos, y que aunque no pueda ver sus rostros con claridad les sonríe.
Este abuelo longevo trabajó la agricultura y recordó cuando la libra de arroz estaba a un real.
Era amante de escuchar las transmisiones de béisbol.
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