Este programa ha introducido en estas comunidades actividades como el manejo de las cuencas para mantenerlas y sacar provecho de su tierra a través de la siembra, además de recibir capacitaciones sobre cómo emprender su propio negocio.

Unas de las iniciativas más provechosas son las fincas grupales, en las que un conjunto de lugareños se organiza para obtener una hectárea de tierra y cultivarla. Gracias a estos proyectos, muchos de ellos han podido estudiar y salir adelante brindándoles una mejor calidad de vida a sus familias.

Todo esto surge a través de un convenio realizado desde hace cinco años entre la Autoridad Nacional de Ambiente (ANAM) y la Agencia Internacional de Cooperación del Japón (JICA), que pretenden mejorar la situación de los bosques a través de la mano del hombre.

Ayer, ambas partes se acercaron para ver los resultados del proyecto y seguir implementándolos en otras comunidades.