Los residentes de Miraflores de Tambo, en el norte de Penonomé, se abastecen de agua de un pozo, por lo que ya se han registrado casos de diarreas y vómitos en la comunidad.
Desde hace 11 años, esta comunidad no cuenta con el servicio de agua potable, por ello se ha tenido que recurrir a una quebrada y a pozos naturales sin el debido tratamiento.
Para llegar hasta donde está el agua, deben caminar más de media hora y ya no aguantan más.
Catalina Soto es una humilde mujer que está enferma y lamentablemente debe cargar agua todos los días para sus alimentos, para beber y bañarse.
La preocupación de la señora Catalina, quien vive con sus nietos y su madre, es que dentro de poco tiempo inicia el invierno y el agua que por ahora consumen podría contaminarse y estar turbia como en años anteriores.
Mientras que para Leonarda Flores, de 80 años, es una verdadera odisea tener que bajar al pozo o a la quebrada en busca de agua.
Ella tiene que bañarse en la quebrada o cerca del pozo, porque le es imposible cargar agua.
Por su parte, Francisco Navarro, director regional de Salud en Coclé, dijo que en esta comunidad se va a perforar un pozo para solucionar el problema, pero que hay una larga lista de comunidades a las que hay que hacerles estos trabajos y por ello no han dado la solución aún.
Además, explicó que esta comunidad tendrá la prioridad para que las personas puedan utilizar el agua adecuada; mientras, se realizarán inspecciones al área para ver la calidad del agua de los pozos que están consumiendo.