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  domingo 20 de marzo de 2005 enviar por email versión para imprimir
  OPINION
HISTORIAS
Cielo e infierno

Redacción | DIAaDIA

Cierto día, un sabio visitó el infierno. Allí vio a mucha gente sentada en torno a una mesa ricamente servida, es decir, con manjares del cielo y de la tierra, con carnes frescas, adobadas con las mejores especies de las indias, y muchas frutas y dulces. En definitiva, estaba llena de alimentos, a cual más apetitoso y exquisito.

Sin embargo, todos los comensales tenían cara de hambrientos y el gesto demacrado. ¿Por qué alguien con tanto que comer delante de sí, tendría esta lipidia tan extrema? La razón era sencilla: Tenían que comer con palillos, pero no podían, porque eran unos artefactos tan largos como un remo. Por eso, por más que estiraban su brazo, nunca conseguían llevarse nada a la boca. Aunque atraparan el bocado con la punta de sus remos, no podían luego atraerlo para tragar.

Impresionado, el sabio salió del infierno y subió al cielo. Con gran asombro, vio que también allí había una mesa llena de comensales y con iguales manjares.

En este caso, sin embargo, nadie tenía la cara desencajada; todos los presentes lucían un semblante alegre; respiraban salud y bienestar por los cuatro costados.

¿Por qué las cosas acá eran tan diferentes? ¿Acaso tenían otros utensilios más prácticos? ¡No! ¡Eran los mismos palillos largos como remos! ¿Por qué, entonces, tanta alegría?

Sencillo: Es que allí, en el cielo, cada cual se preocupaba por tomar los manjares y alimentar con los largos palillos al que tenía enfrente.

 

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