En días pasados, alguien me hacía un comentario que había escuchado en un cafetín. Esta persona se estaba tomando un café, cuando escuchó que dos personas de al lado hablaban de mí. Me imagino que ellas no conocían a la otra persona ni sabían que ésta me conocía.
Y la conversación daba vueltas alrededor del hecho que yo, siendo personal docente administrativo, estaba dando clases. ¿Qué por qué? Y por supuesto, en qué afectaba a esas personas que yo diera o no diera clases. De hecho, no estoy obligado a impartir clases, y somos muy pocos los docentes administrativos que tienen presencia en las aulas.
Y me vino a la memoria lo que siempre le digo a las personas que me vienen pidiendo consejos cuando son objeto de envidia por parte de otras personas: deja que hablen de ti.
Si nadie habla de ti, es porque no brillas. Si no hablan de ti, es porque nadie quiere ser como tú. Si nadie habla de ti, es porque eres invisible. O sencillamente, eres gris...
Entonces, siéntete bien si hablan de ti. Porque eso quiere decir que tienes algo que ellos no tienen. Eso quiere decir que ellos quieren lo que tú tienes. Eso quiere decir que ellos no pueden ser como tú.
Y siempre les recuerdo el cuento de la serpiente y la luciérnaga, que viene como anillo al dedo.
Entonces, que hablen de mí todo lo que quieran...
|