A los 7 meses de nacido, a Luis Aguilar le dio polio, allí se iniciaron sus momentos difíciles. Empezó a usar muletas cuando dejó de hacer terapias, por la falta de recursos, por los estudios y debido a que sus piernas perdieron movilidad.

Sólo llegó hasta tercer año en la secundaria. Su vida no ha sido fácil. Decidió buscar el camino del Señor, al darse cuenta de que se estaba dejando arrastrar por el licor. "Abrí mis ojos, sentía esa semilla de Dios en mi corazón", dijo. Estuvo en las Industrias de Buena Voluntad, donde logró aplicar para trabajar en una empresa de plásticos. Hasta la fecha, labora allí como ayudante.

Ahora, con 29 años, está casado. Dentro de 2 meses, Omaira, su esposa, dará a luz a su primogénito. "No me lo esperaba, es una bendición de Dios", indicó.

Con el salario mínimo que gana, le paga los estudios universitarios a ella y todos los gastos de su casa, ubicada en Alcaldedíaz.

Desde las 4 a.m. sale de su casa a trabajar, pero antes debe subir las empinadas escaleras y una loma para abordar el bus.

Para él, la vida es un reto y no se da por vencido nunca. "No es fácil cabalgar en dos muletas", manifestó. Con las lluvias la calle es resbalosa, por eso desea cambiar las muletas por unas de aluminio.

Luis se congrega en la iglesia evangélica Agape. Es ministro de alabanzas, sus cantos son muy gustados. "Lo más hermoso en un momento difícil es saber alabar a Dios", señaló. "Para alcanzar algo no necesitas estar bien físicamente, sino tener disposición y anhelo en tu corazón, poner la mirada en Jesús", expresó este humilde caballero.

FELIZ
Luis explicó que a pesar de algunos problemas, Omaira lo ha aceptado tal y como es.

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