Una lectora de este diario, quien hace poco perdió a un familiar, llamó para reportar que al momento de la misa de cuerpo presente en la iglesia San Cristóbal de Chepo, el sacerdote ordenó cerrar la ventana del ataúd y que no la abrieran más. Ella no pudo despedirse como quería de su esposo, pese a que se considera una buena parroquiana. Ni las resoluciones dejaron leer.
La lectora se pregunta, ¿desde cuándo y quién autorizó a los curas a tomar esas decisiones?
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