Las amenazas de anotaciones en ambos oncenos fueron la tónica de interés que dejó satisfecha a la fanaticada sedienta de gritar goles.

En el primer tiempo, Campana consiguió un gol a su favor, mientras que una tarjeta roja le restó un jugador a sus adversarios, pero Lídice no bajó la guardia y sacó sus garras con ansias de llevarse el campeonato.

Prueba de ello es que en el segundo tiempo la presión fue mayor en el campo de juego, y Barraza empató el partido gracias a un autogol por parte de un "campanero". Más tarde, Lídice perdió otro de sus guerreros con una roja; sin embargo, el juego terminó empate y tuvieron que irse a la serie de penales. El marcador quedó 4-2 a favor de Campana.

El onceno ganador le dedicó este triunfo a Benigno Solano, propulsor del deporte en la comunidad de Campana.