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| Nuevo país
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Eduardo Soto | DIAaDIA |
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Elecciones de 1984. Cuatro de la madrugada en Cirí de los Sotos. Duermen las montañas de Capira. Más allá de la serranía, se podía ver Colón. Dos jovencitos de 18 años estaban tirados en el patio de una escuela, muertos de frío. Eran el secretario y el vocal de la mesa de votación en ese pueblo. Ahí también había ganado "El Fufo". El Tribunal Electoral de entonces los dejó abandonados a su suerte, luego que la presidenta de la mesa se montó en un carro del Ministerio de Educación y desapareció carretera abajo. Si no hubiese sido por un sargento de las Fuerzas de Defensa, que venía de madrugada en un jeep, de muy adentro en el cerro con el carro lleno de actas, ahí estarían. Después vino el fraude, y la tumbadera de gobiernos, y los asesinatos de Hugo Spadafora y de Moisés Giroldi... la sangrienta elección del ochenta y nueve, y la invasión... la absurda invasión. Hoy, otro es el cuento. Un nuevo sol brilla sobre esta tierra de indios, de rabiblancos y borrachos, un país también de gente linda, que aprendió a construir su historia sin disparar un tiro, aunque la democracia nos haya costado tantas vidas y tantas familias rotas... tantos desaparecidos. Otra vez dan ganas de apoyar al Tribunal en la realización de comicios, confiados en que no me dejarán pasando hambre y frío en esas montañas oscuras de Cirí de los Sotos, donde se aparece la bruja en un jeep, de madrugada.
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