"Los que lo mataron no son gente, son unos animales". Así se expresó Luisa Miranda, hermana de Roberto Luis Miranda Young, de 36 años, quien murió por los golpes que recibió en la calle circunvalación de Las Acacias, la noche del pasado viernes.
Roberto tenía más de un mes de estar sin trabajo, luego de laborar en un restaurante en Amador. Ese día en la mañana Roberto llevó en su carro a su esposa Lilia al trabajo. Fue al INAFORP a buscar los resultados de un examen, pues le faltaba un módulo para graduarse de Chef de cocina.
Luego, en la tarde, fue en compañía de Eustiquio Gracia, de 21 años, a casa de su amigo Inkadro Ho, de 27 años, los tres muy buenos amigos y todos estudiantes de cocina. Se tomaron unas cervezas viendo la repetición de las peleas.
Dijo Luisa que los residentes involucrados de Las Acacias son mentirosos, pues han inventado tres versiones diferentes. "Estoy decepcionada de la ineptitud de la Policía", señaló.
"En la televisión salieron dos muchachos ensangrentados, caminaron frente a la Policía y se fueron", recalcó. Agregó que el móvil de este hecho es que le querían robar.
TRATO DE AYUDARLO...
Sumamente frustrado por la muerte de su amigo de más de 8 años, Inkadro Ho, de 26 años, residente en la casa 1693, donde estuvo con sus amigos bebiendo cervezas, contó lo que pudo apreciar de los hechos.
Dijo que después que se fueron, Eustiquio llegó a su casa para decirle que a Roberto lo tenían en el piso. Eustiquio, del susto, se fue del lugar y se dirigió a su casa.
Inkadro acude a las afueras de la casa 1698, ve a Roberto con los pies amarrados, las manos atrás y un muchacho encima de él con la rodilla sobre la espalda. Trató de darle los primeros auxilios, pero la multitud lo evitó. "Hasta ese momento estaba vivo", señaló. Luego se fue hasta calle 60, donde había quedado el auto de Roberto con las puertas abiertas.
Con mucha dificultad, pues no sabe conducir autos de cambios, regresó en el carro para llevarlo al hospital, pero ya era tarde, Roberto estaba muerto.
QUERIAN CONTROLARLO..
Otra testigo fue Nuvia Ehrma, quien explicó que cuando salió de la casa 1986 de su hermana, justo frente a la escena, el señor ya estaba amarrado.
Dijo que dos muchachos lo agarraban, porque Roberto estaba desesperado, lo soltaron, pero daba vueltas, llegó hasta el centro de la calle y volvieron a amarrarlo para tranquilizarlo, a fin de evitar que un carro lo atropellara.
Lo voltearon para que no se asfixiara. Luego señaló Nuvia que "el señor se quedó quieto, así como si estuviese desmayado". Sostuvo que habían llamado a la Policía tres veces y llegó dos horas después. Luego, media hora más tarde, llegó la ambulancia.
La Policía Nacional informó que cuando la comunidad llamó a la Zona Metropolitana Este, las unidades acudieron de inmediato.
VIERON A ROBERTO BAJARSE DEL AUTO...
El auto de la víctima, un Mitsubishi Lancer gris, quedó frente a la casa 2419, de calle 60. Un residente de esta calle, quien prefirió el anonimato, confirmó que pudo observar cuando el auto entró a alta velocidad hasta el final de calle.
Regresó en reversa, mientras el copiloto (Eustiquio) tenía la puerta abierta con un pie afuera, intentando detener el auto. Detienen el carro frente a la residencia antes mencionada, el copiloto (Eustiquio) se baja y corre. Acto seguido, Roberto se baja y dejan las puertas abiertas con la llave adentro.
El joven señaló que "otro muchacho blanco llegó, se montó en el auto, le pregunté si era de él y me preguntó que si tenía algo en su contra, y se llevó el carro".
"Cuando fui a la esquina, los muchachos estaban tratando de controlar al tipo, hasta después que me enteré que se había muerto", informó el joven.
Miranda Young deja en la orfandad a tres hijos, un varón de 15 años y dos niñas de 8 y 4 años.
CON SU PADRE
Las cenizas de Roberto serán colocadas en una cripta en la Santísima Trinidad de Betania, junto a las de su padre.
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