Según el director, la falta de control afecta debido a que las empresas que venden armas y municiones legalmente pueden venderle hasta 100 cajas de municiones a una persona que tiene permiso legal, "y de esa caja, esa persona le regala a alguien y ese alguien a alguien, entonces no hay control", recalcó.

Este sería el problema menor del manejo inapropiado de las municiones. El mayor es el trasiego internacional por "la parte norte", es decir, las que pasan por la frontera con Costa Rica.

El índice criminológico se reduce cuando se controle el tema de armas y municiones, pero es necesario que los procesos para sacar permisos sean más expeditos, porque "así sabemos quién tiene las armas", según Branca.

Por otro lado, el director admitió que se habla de policías corruptos que rentan sus armas, pero que el problema se puede resolver con la legalización más rápida, aunque afirmó que no existe un registro electrónico que les haga ver con mayor rapidez qué se compra y qué se vende en las tiendas que venden armas, qué importan y qué compran.

Se sabe, no obstante, que un promedio de 2 mil municiones se vende por mes, también que unas 100 armas ingresan por mes al país.

CHIRIQUI: ALTO íNDICE DE INCAUTACIONES
El subcomisionado Porfirio Justavino, de la Dirección de Planeamiento de la Policía Nacional, explicó que las provincias de Panamá, Chiriquí y Colón encabezan las incautaciones de armas.

La Policía no tiene registros de unidades en casos ligados a armas de fuego, pero aseguró que no esconden el tema. Explicó que, el año pasado, alrededor del 50% de las armas de fuego robadas (297) eran de agentes de seguridad. Hubo unas 600 denuncias, 290 eran de personas particulares y otras 15 de escoltas de otras instituciones.

El oficial defendió a la Policía señalando que de 70 a 80% de los custodios, que van de agente a sargento primero, firman cuando reciben su arma y después de culminar sus horas de trabajo deben entregarla. El resto sí portan su arma las 24 horas.

Coincidió con Branca en que no entiende cómo una persona puede tener seis y hasta 10 armas de fuego. "Con una basta", por lo que también coincide en que hay que regularlas.

¿DONDE LAS ESCONDEN?
Mientras éste es el panorama del país, en Colón, tres pandilleros armados, no mayores de 20 años, informaron a DIAaDIA, sin el menor recato, que las armas las esconden bajo tierra. Todos los días las cambian a caletos distintos para despistar a la Policía, es decir, a los honestos, porque otros "nos quitan las armas cuando hacen operativos, y si no les damos un salve, no nos las regresan y se las venden a la otra pandilla'.

Uno de ellos llegó a sexto año, el otro a quinto y el tercero ni siquiera llegó a primer ciclo. La pobreza y el "no dejarse de nadie' los llevó al pandillerismo. ¿Cómo comenzó la rivalidad con otras bandas? "Por un juego de fútbol, nos miramos mal y allí comenzó la rabia'.