Pibe, como es conocido, está postrado en un maloliente colchón, porque un derrame le robó la movilidad de la mitad derecha de su cuerpo.

Con un rostro triste, recuerda el día que su vivienda, por más de 20 años, se fue abajo junto con él. En ese momento perdió todo, hasta las esperanzas, puesto que por caridad de su vecina Raquel Judith Castroverde, permanece desde hace seis meses debajo de su barraca. La comida se la suministra la Iglesia de Curundú, ella y otra vecina.

Hace pocos días llegó a su casa, después de tres meses de hospitalización, pero el destino estaba en su contra.

"Por piedad, me gustaría salir del lugar", contó Pibe. "En el verano estaba más cómodo, pero con las lluvias este lugar se inunda y se me complican las idas al baño, porque necesito ayuda para moverme. Sin mi silla de ruedas, no puedo hacerlo", agregó.

La señora Raquel confesó estar preocupada por el estado de Pibe, a lo que se suma el hecho de que su barraca, por una parte, se está cayendo. "No me lo he llevado para arriba, porque allá también se moja y una parte está por caerse. No es mucho lo que puedo hacer, porque también estoy enferma, pero no lo pude abandonar, ya que en el pasado me ayudó mucho", dijo.

QUIEREN AYUDARLO
Miembros de la Iglesia María Reyna han buscado los medios para reconstruirle su morada, pero la falta de materiales y ayuda de las autoridades, ha dificultado su obra.

Sin embargo, los muchachos del Grupo Juvenil Comando María Reyna realizaron una limpieza y hasta solicitaron el permiso a la Junta Comunal para volver a construir, pero esperan la caridad de las personas para ayudar a esta alma necesitada.

OFICIO
Pibe era electricista, y muy conocido, hoy prefiere estar en un asilo, que entre las aguas del río Curundú.