Sin embargo, tengo que decir honestamente, que en lo personal me pareció muy buena y sana la elección, porque ya era hora de que se despolitizara esta entidad.

Durante años, este instituto creado para dirigir, desarrollar y fortalecer algo tan relevante como lo es el deporte en Panamá ha estado viciado con figuras políticas, que más que trabajar por el bien de los atletas se han dado a la tarea de politizar y aprovecharse al máximo de dicha entidad. Ya era hora de que llegara alguien que pusiera fin a esto y se nombrara a una persona netamente ajena a la mal vista política. Quién mejor para hacerlo que un ciudadano que con esfuerzo personal, otrora le dio grandes lustros al país como beisbolista; que en su retiro sigue trabajando por el bien del deporte; y que por tanto, conoce bien las carencias en infraestructuras y la serie de problemas que confrontan nuestros deportistas en su afán por surgir.

Sabemos que el reto será difícil, pero antes de juzgar lo que pueda o no hacer, debemos darle la oportunidad para que trabaje.

Ojalá, que esta cara nueva por fin le de ese cambio de imagen al deporte panameño que tanto lo necesita.

Por lo demás, sólo me resta desearle a mi paisano chiricano la mayor de la suerte.