Y es que luego de verlo en un baile, después de dos años en los que no se llamaron ni se frecuentaron, su corazón estaba al máximo de palpitaciones.

Él la miraba sorprendido, y ella con timidez, (aunque trató de disimular. ¡Ja, ja, ja!).

Yo le insistí a ella que lo llamara, pero ella, un poco pesimista, me dice: "No, amiga, no creo que él quiera saber de mí".

Entonces, inmediatamente me pregunté: ¿Así mismo como ella recordó aquellos momentos de cariño, acaso él también no los pudo recordar? Y eso que la que menos quisiera saber de él es mi amiga, porque fue a causa de una imprudencia del chico que terminaron, pero ella lo recordó.

El recordar no es malo, al contrario, te hace analizar lo malo para que cuando vuelvas a tener una segunda oportunidad, no cometas los mismos errores.

Y finalmente, ¿qué creen? El chico terminó buscándola y pidiéndole que lo intentaran de nuevo. ¡Colorín colorado este cuento se ha acabado!