El piso de su improvisada morada era un charco de aguas servidas, las paredes unas hojas de zinc y la cama un viejo y húmedo colchón que le había conseguido la dueña de la casa, quien con lo poco que tenía también lo alimentaba.

Pero la historia ha dado un giro de 180 grados para Pibe, pues a raíz de este reportaje fue llevado al hogar de ancianos "Los Años Dorados", donde es atendido como un rey. Al preguntarle cómo se sentía, dijo: "Me siento muy bien y aquí me atienden con mucho cariño, hay facilidades para ir al baño y estoy haciendo nuevas amistades; la verdad, no deseo irme, pues no tengo apuro".