Un hombre duerme entre las patas de un perro de la calle, producto del exceso de licor que lo ha llevado hasta la locura en las calles de la ciudad de David.
Estas escenas se registran a diario y a cualquier hora, no sólo de este personaje, que ya es conocido por la costumbre de cargar una bandera Arnulfista amarrada al cuerpo, sino de gran cantidad de orates, alcohólicos y mendigos, tanto hombres como mujeres que utilizan como casa cualquier esquina.
Es un problema que hasta el momento ninguna administración ha resuelto.
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