Por esos días aprendí el valor de las hermanas mayores. La mía me tendió una cuerda que me salvó de la depresión y el dolor. Sonriendo, porque había vivido esto muchas veces, me dijo:

A veces, es mejor dejar que algo se vaya y comenzar de nuevo. Hay cosas que nos pasan en la vida y que encontramos difíciles de aceptar. Los recuerdos regresan y nos perturban una y otra vez. Cuando algo sucede en nuestras vidas que encontramos difícil de aceptar, tenemos que decidir si hay algo que podamos hacer para cambiar las cosas.

Si lo hay, debemos hacer lo que podamos para todo esté de nuevo bien.

Pero si hemos hecho todo lo posible y en nuestro corazón sabemos que ahora no hay nada más que hacer, entonces dejemos que se vaya lo que nos quita la tranquilidad.

Después de haber repasado lo "que hubiera pasado si..." y los "¿por qué?", quizás aprendamos una lección muy valiosa y descubramos que si bien fue doloroso, crecimos por la experiencia, nos hicimos más humanos.

Aprender a dejar ir las cosas, en vez de preocuparnos por lo que pudo hacer sido, con el tiempo podría ser lo más valioso que hemos dejado ir.

Todo lo que sucede, sucede por una razón.