La fama ha causado que muchos artistas mueran por consumir demasiada droga o antidepresivos para combatir el estrés del diario vivir. Una de estas estrellas es Amy Winehouse, que a sus 24 años de edad, ha causado mucha bulla en el mundo del espectáculo por sus acciones.
Lo peor de ella llegó el fin de semana, pues se atrevió a cantar ebria, drogada y sin voz frente a 90,000 personas.
En Lisboa se celebró el festival Rock in Rio, donde la cantante subió tambaleando y no podía pararse sin usar el pedestal del micrófono.
Llegó con muchas cortadas en sus brazos y piernas. Tenía un gran chupete en el cuello y la cara llena de manchas.
Sus muñecas estaban negras, sus dientes amarillos y las uñas estaban sucias; su cabello parecía una colmena, en fin, se veía fatal.
El concierto duró 40 minutos y en ese tiempo, en vez de cantar se la pasó tosiendo frente a su público.
¿Amy podrá contarle a sus hijos cómo fue su vida si no muere pronto? ¡Qué lástima que un talento tan grande se pierda así! Ya no es un ejemplo para los jóvenes.
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