Esta es una palabra fuerte, pero a veces es necesario utilizarla para referirse a los exabruptos de los políticos del patio. Con qué desparpajo una legisladora chantajea, amenaza y pone en vilo a todo un país, sólo porque es investigada por un supuesto delito electoral en su circuito.
Pero ella no sólo se limitó a vociferar que saldrían más "cucarachas" de la Asamblea Legislativa, al mejor estilo Tito Afú, sino que prácticamente se declara culpable de ser cómplice de delitos cometidos y quizás hasta partícipe por no haberlos denunciado. ¡Qué espectáculo tan deprimente el que protagoniza esta legisladora! ¿Dónde está la majestad de la que debe estar revestida?
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