Lucy Molinar corría escaleras abajo, en el hotel Sheraton, rumbo al área de piscina. Yo la seguía junto con el fotógrafo. No era, precisamente, la manera más ortodoxa de empezar una entrevista con la próxima ministra de Educación, pero era válida.
La verdad es que había un mar de gente esperándola y debíamos casi que escondernos, para que le concediera unos 20 minutos a DIAaDIA, lejos de los demás, a fin de hacerle una entrevista sencilla, sin almidones, buscando el lado humano y divertido de la famosa presentadora.
Bueno, tenía que apurarme, y puse manos a la obra.
DD: Usted es una persona famosa, que atrae a las masas. ¿Está preparada para lidiar con eso, ahora que estará en la acera del frente? LM: Es la acera de enfrente más pedregosa que hay, es la más difícil del estado. Si estuviera buscando protagonismo, me metería a la acera de enfrente de la moda. Yo acepté el reto porque... porque lo creo, porque además me llegó el tiempo en que quiero aportar, quiero hacer algo. Pensé: espérate, no es tan descabellada la idea.
DD: Si trabajar el periodismo es absorbente, ser ministra de la entidad más difícil del Estado la absorberá aún más. ¿Cómo hará para batallar con su familia y con su nuevo cargo a la vez? ¿Cómo lo tomaron su esposo y sus hijos? LM: En mi casa funcionan las cosas de manera democrática. Todo el mundo participa en las decisiones y ésta, en particular, tenía que ser unánime. Estudiamos los pro y los contra, evaluamos cómo afectaba a todos, lo que íbamos a tener que modificar. Hubo una deliberación y una votación y al final decidimos aceptar. Ellos están conscientes de los sacrificios que debemos hacer
Ya mis hijos saben lo que tienen que hacer, ya reacomodamos todos los horarios. Lo que pasa es que antes yo pasaba toda la tarde con ellos, pero ya cada uno de ellos tiene una vida. Cada uno tiene su pasión por algo, en deportes, en eventos musicales, en clases y hacen muchas cosas, porque son muy intensos. Ellos llegan a la casa, comen y se van.
"Bien hijos de la madre", pensé, mientras Lucy continuaba describiendo aquel momento en la vida de su familia.
Hay un lapso de tiempo en el que me van a extrañar, porque antes yo almorzaba y cenaba con ellos, pero eso ahora lo hemos cambiado por el desayuno. Desayunamos todos muy tempranito, muy tempranito, y hemos planificado cenar todos juntos cuando tenemos el tiempo para estar en la casa. Hemos revisado los horarios y en ese rato que yo no voy a estar en casa, cada uno me va a reemplazar en una tarea distinta. Ellos se repartieron los oficios. Mi hijo mayor dijo: "mamá, no te preocupes, yo voy a ocuparme de que todo el mundo haga su tarea después de comer"; la segunda se va a encargar de mirarles la cara a todos para saber si se sienten incómodos, porque ella dice que yo los miro y de inmediato me doy cuenta de en qué estado de ánimo están, entonces, ella ya aprendió a saber cómo están los demás y va a ocuparse de que todos estén contentos y bien. La tercera es muy ordenada y se va a encargar de que nadie deje nada en el piso. Y el último, que es el más chiquito (7 años) dice que él va a ser la alegría de la casa. Eso no le cuesta nada.
DD: Viendo esto, he notado que como mamá es triunfadora también, porque no es fácil lidiar con adolescentes. ¿Cómo le aconseja a las madres lidiar con adolescentes? LM: Mira, nosotros sabíamos que la adolescencia iba a ser difícil, y como todas las cosas que hemos enfrentado con los niños, nos sentamos a hablar con ellos para cuando comenzaron a entrar en la adolescencia. Comenzamos a analizar los síntomas de la adolescencia y ellos saben que llega el momento en que tienen un sentimiento y pueden decir: mamá, te quiero matar, ¿podemos hablar en otro momento? Ya yo sé que esperamos un ratito, damos una vuelta y luego hablamos. Igual, yo puedo decirle a uno de ellos: "te quiero matar, ¿podemos hablar en un momento? Damos una vuelta y ya, hablamos de eso, para que no pase mucho tiempo y no se nos olvide.
Ellos saben identificar cuando están "adolescentes" . Yo les digo cuando se están poniendo "adolescentes", (refiriéndose a una actitud tomada en el momento). Ellos también me identifican cuando yo me estoy poniendo "mamá de un adolescente" y me dicen: "te estás poniendo mamá de adolescentes". Nos hemos divertido con el tiempo de la adolescencia porque hemos tratado de sortear todos los dramas, y el tiempo cultivado con ellos nos ha llevado a un nivel de comunicación, no de amigos, porque ningún padre debe ser llamado a ser amigo de nuestros hijos, sino de mucha confianza, lo hablamos todo. Ellos tienen derecho a tener sus puntos de vista y que los defiendan, con las distancias requeridas, pero que los defiendan. A mí me ha funcionado, yo no sé si a otros les funcione, pero a mí me ha funcionado con los dos mayores de 13 y 14 años, yo no sé si me va a funcionar con los más chicos (de 10 y 7 años).
DD: ¿Van a ir a la toma de posesión? No sé, no me han dicho. ¡No me han invitado!
Se ríe a carcajadas de su ocurrencia.
Fíjate que no he averiguado por las invitaciones, pero yo tengo que llevar a mis hijos.
DD: Esta entrevista es "light" y relajante, por eso le pregunto: Si yo ahorita abriera el clóset suyo, ¿qué encontraría? LM: Encontrarías muchos bermudas y muchas zapatillas.
DD: ¿Entonces "lo otro" es pura televisión... ahora cargos públicos...?
LM: Yo diría que los bermudas y las zapatillas son mi "estado" favorito.
DD: En el programa siempre defendió los valores, y tenía una plataforma magnífica para llegarle a la gente e influir en ella. Ahora, ¿cómo hará desde el ministerio para fomentar esos valores? LM: Haré todo lo que tenga que hacer. Ese es un tema que me compete especialmente, porque es algo en lo que creo. Voy a hacer lo que tenga que hacer, no para imponer el tema de los valores, sino para que la gente se dé cuenta de que tú eres persona cuando tienes control sobre tu vida, cuando decides qué clase de vida quieres vivir, y en la sociedad puedes decidir cuáles son tus valores y elegirlos. Ahí la educación es clave.
Yo quiero que el sistema educativo le dé la herramienta a los estudiantes, a los padres de familia, a los docentes, para que cada uno elija qué clase de persona quiere ser, pero que tenga de dónde elegir.
DD: Imagínese que haya una Lucy Molinar 2. A usted le toca precisamente el ministerio del cual el contralor ha dicho que es un foco de corrupción. Imagínese que a usted la invita esa Lucy 2, ¿iría al programa? LM: Yo no tengo nada que esconder, la información va a salir conmigo o sin mí.
DD: ¿Qué hará cuando la ataquen? LM: Yo no sé, para mí, en esta profesión, eso es un error. Yo no tengo por qué atacar a nadie. Yo no creo que ese es el trabajo nuestro.
DD: Sin embargo, esa es la percepción de la gente cuando el periodista es incisivo. LM: Cuando tú preguntas lo que la gente debe saber, tienes que contestar. En eso no hay ataque, lo que hay es una búsqueda de la verdad, y es mejor que (el funcionario) te la diga a la entrada que a la salida.
DD: ¿Cree usted que podrá decir siempre la verdad, tomando en cuenta que el gobierno es manejado por los políticos, quienes generalmente tienen algo que esconder? LM: Y yo, ¿qué soy? El problema es que yo vengo del medio y yo conozco lo que es la responsabilidad informativa, y yo no tengo porqué esconder nada, ni a la sociedad ni a nadie.
DD: Cuándo viaja a Francia, ¿qué compra? LM: Normalmente, no compramos muchas cosas porque el oro está muy caro. Pero a mis hijos les encantan las pastillas francesas, entonces siempre traemos las pastillas francesas de todos los cumpleaños. Traemos lo que se puede traer de comer, que a mi esposo le gusta, y que aquí no hay.
DD: ¿Ha sido su esposo un elemento clave en su vida? LM: Absolutamente. El ha sido lo que yo necesitaba en mi vida.
DD: ¿Quién viste a Lucy? ¿Compra en Modas Sacks? Se ríe otra vez a carcajadas, hace un chiste y dice: esto es un espectáculo, y vuelve a reír. LM: Yo compro donde sea, donde hay ropa. La ropa para mí no es un tema, más bien una pesadilla, porque a mí eso de la ropa para aparentar me parece una tontería soberana.
DD: ¿Qué vestido usará para la toma de posesión? LM: No tengo idea. Imagínate, yo no he tenido tiempo ni para... déjame decirlo bien (vuelve a reírse). ¡No me alcanza la vida! Estoy estudiando como nunca. Tengo que aprenderme el ministerio de principio a fin, y tú comprenderás que en este momento la ropa ... je, je, no ocupa el lugar número uno, todavía no le he dado un lugar siquiera.
DD: ¿Qué mensaje le envía a la gente que la sigue, a esa gente que le gusta su carisma y que muchas veces hace que llame más la atención que el propio presidente electo. LM: ¿Por qué será? Ja, ja. La mosca en la leche... ja, ja, ja.
DD: Bueno, usted rompió paradigmas en la televisión... LM: Bueno, espérate, cuando esos tiempos, éramos Tania Hayman y yo, y Tania Hayman es bella... yo no, yo lo tengo clarísimo, ja, ja, ja. Después de vivirlo mucho, ya se abrió la puerta y ya nadie lo mira raro, pero en aquel tiempo, cuando yo llegué era como que ... "¿y qué se cree la negra ésta? ".
DD: ¿Quién ha sido su inspiración? LM: Mi madre, que en paz descanse.
Su rostro se entristece.
DD: Si tuviera que pedir un consejo a alguien, ¿a quién se lo pediría? LM: Yo confío en mucha gente, tengo amigos, tengo mi cura de cabecera al que le pregunto de todo, estoy rodeada de mucha gente buena y te podría dar una lista de cinco o diez a las que podría recurrir porque les creo.
DD: ¿Quién cree que puede ser la o el sucesor de la "reina de las mañanas"? LM: Espérate, yo no soy estrella. Hay mucha gente que lo puede hacer. Lo que pasa es que yo llevo muchos años haciéndolo y la gente se acostumbró a mí. Los raitings avalaron eso, pero de que hay gente que lo puede hacer, la hay. No es fácil, tal vez es el noticiero más duro de todos. Para mí es la experiencia más enriquecedora.
DD: ¿Cómo cree que la gente la percibe ahora? LM: Bueno, en estos días iba en el carro y una señora me pidió que bajara el vidrio para preguntarme por qué me metí a esto. Pero también hay quienes me dicen: ¡qué bueno que te metiste!... pero no me defraudes. Hay mucha expectativa y lo que yo le digo a todo el mundo es que esto no es el éxito o el fracaso mío, porque yo soy sólo un accesorio.
DD: Pero, lastimosamente, los ministros de Educación han fracasado año tras año. ¿Qué haría si las cosas no se dan, tomando en cuenta que trabajará con políticos? LM: En materia de honestidad, no va a haber negocios. De transparencia, seré rigurosa. En el trabajo, hay que hacer lo que hay que hacer, yo no traigo conveniencias políticas de nadie, no tengo negocios con nadie, y haré lo que hay que hacer. Si el sistema no aguanta eso, créeme que cogeré mis tiliches y me voy yo solita.
DD: ¿Volvería al periodismo? LM: Es que esa soy yo.
DD: ¿Tendrá las puertas abiertas para los periodistas? LM: Sí claro, pero últimamente ha sido duro, me han llamado miles, ahora tengo a seis esperando y cuatro personas sentadas en una mesa y no me da la vida.
DD: Pero, ¿no les pasaba lo mismo a los funcionarios a los que usted llamaba como periodista? ¿Entiende ahora cómo es esto? LM: Mmmm, sí...
DD: ¿Qué aconseja a todos los actores de la educación: estudiantes, docentes, padres de familia? Les pido la oportunidad de darnos una oportunidad. Esto es un compromiso, no del Ministerio de Educación, sino del papel que le toca a cada uno. Que el estudiante tenga una oportunidad en la escuela que la quiera aprovechar (no estoy diciendo que la aproveche, sino que la quiera aprovechar). Al docente, que tiene la oportunidad en sus manos de hacer mejor a una persona, que no lo mire como el lugar donde se gana el salario. A los padres de familia, que no descuiden su rol, y a los tres actores juntos, que hagamos una comunidad.
DD: ¿Cuál es su consejo para los periodistas? Que estudien, porque en esta profesión, cuando salimos con un título debajo del brazo creemos que somos la gran cosota, y el que no se actualiza pregunta de qué color es el caballo blanco de Napoleón, por no decir otra cosa.
Dicho esto, salió corriendo, ahora escaleras arriba, para atender las 15 llamadas que recibió a su celular mientras le hacíamos esta entrevista y al mar de gente que la buscaba por todo el hotel.
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