Su sueño es ser doctora, pero para Jessica parece imposible, ya que al salir de sexto grado no seguirá sus estudios por falta de dinero y de una escuela básica.
Esta niña de 11 años, acude en chancletas y con dificultades a la escuela. Sus padres, lamentablemente, no cuentan con el dinero para comprarle los útiles escolares y por su condición de pobreza, no podrá viajar a otros sectores, donde sí hay estos centros educativos.
El caso de Jessica es sólo uno de los cientos que hay en el corregimiento de Piedras Gordas, de La Pintada. Estos niños a los 11 ó 12 años salen de sexto grado, sin ningún certificado, porque obligatoriamente deben acudir a culminar el séptimo, octavo y noveno grado, y en este corregimiento sólo cuentan con una Telebásica, con capacidad para cerca de 40 estudiantes, y no suple la demanda estudiantil.
Una vez los niños, en su mayoría campesinos de comunidades que pertenecen al corregimiento de Piedras Gordas de La Pintada, culminan la escuela primaria, se quedan en sus hogares.
Las niñas se quedan como amas de casa y los varones en la agricultura para ayudar a sus padres o, sencillamente, por falta de orientación, toman caminos sentimentales que sólo los llevan a incrementar los niveles de pobreza y a bajar las posibilidades de avanzar.
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