Mucha esperanza y alegría se notaba ayer en casa de Celsa García, la abuela de la desaparecida niña Mónica Serrano. Ella encendía una vela en un improvisado altar, en donde reposa una foto de su nieta, acompañada de la imagen de la Virgen de Guadalupe, a quien ha rezado a diario para que la pequeña regrese a casa.
Tras la noticia de que una niña panameña que había aparecido en Ecuador y cuyos rasgos físicos, aparentemente, coinciden con Moniquita, la familia renovó las esperanzas de que "la niña más linda del mundo", como la llamó su hermano César, volvería al seno familiar.
César tenía 13 años cuando su hermanita desapareció y fue él quien la vio por última vez, mientras jugaban en la residencia de su abuela, en Loma Bonita de Arraiján, hace ocho años.
13 DE JULIO, FECHA ESPECIAL.
Ahora, con un hijo y un hermano pequeño, César destaca que siempre la ha extrañado. Asegura que han sido años difíciles, durante los que la familia ha tenido que darse fuerzas para seguir adelante, y en los que la fecha del cumpleaños, 13 de julio, ha sido la más difícil.
Mientras que la madrina y tía de la menor, Delfina Lesbia García, expresó que han sido muchos años de angustia, aunque siempre con la fe puesta con Dios.
Los familiares de Mónica dicen estar preparados si no resulta positiva la identificación, especialmente, porque durante siete años han recibido pistas sobre su ubicación y siempre han resultado falsas.
Mientras recogía la cera derramada por la vela, Celsa manifestaba que ahora más que nunca rogará a la virgen para que Mónica regrese.
En esa residencia solo se conservan las fotografías de la niña, ya que todas sus pertenencias fueron trasladadas por sus padres hacia Hato Montaña, en donde fijaron su vivienda.
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