Mis padres además están orgullosos, porque soy la primera de toda nuestra familia que va a la universidad, y mis tíos y abuelos ni se diga.

El problema que me aqueja es que recientemente fui a un retiro espiritual y lo que viví es único.

Sentí dentro de mí la presencia de Dios; lloré y hasta reí por la felicidad que me inundó por saber que Cristo murió por mí, resucitó y me salvó, que a pesar de mis defectos él me acepta tal como soy.

Desde ese día no soy la misma, me he sentido atraída por la vida religiosa. No sé cómo mis padres lo vayan a tomar, porque los he escuchado decir que prefieren tener una hija parrandera y hasta tremenda que monja, ya que quieren que sus hijas tengan descendencia. ¿Qué hago con mi vida? Lo que siento es un fuego que me quema por dentro.

VIDA NUEVA
Hola Vida: La única que debe decidir que quiere hacer con su destino eres tú. Sólo te pido que no te precipites y abandones tus estudios hasta que estés segura de que ese es tu llamado.

Siento que como la experiencia es reciente, quizás estés demasiado emocionada y lo importante es que no te desboques, ya que hay personas que el Señor las llama para otras funciones que no necesariamente son la vida religiosa.

Me cuentas que en tu familia no son apegados a la participación en los grupos parroquiales. Comienza tu evangelización con ellos, si ese es tu destino, les va a ser más fácil asimilarlo. Igualmente, participa tú en uno de ellos. Hay muchos grupos con diversos carismas.

La vida religiosa es un camino de espinas y de rosas, y sólo los firmes en la fe y con una verdadera vocación pueden caminar. De ser esa tu estrella, Dios te lo hará saber.

Mucha luz te desea tu amiga, La Moza.