Los cabecillas de las pandillas en David, estrecharon sus manos como parte del pacto de paz que han sostenido ante las autoridades provinciales de Chiriquí y dirigentes de iglesias evangélicas.
Roni Castillo, dirigente de la banda de calle Octava, dijo que quiere una vida nueva, porque lo único que ha experimentado es una vida muy dura.
Aixa Santamaría, gobernadora de Chiriquí, explicó que como gobierno les van a dar todo el apoyo a la juventud que quiera salirse de las pandillas o de grupos organizados.
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