"¿Por qué nos hablan de democracia y no la practican?"
Edgardo Garrido
Asistí a un foro de jóvenes de izquierda. Me imagino que para muchos esa declaración aún debe ser un pecado mortal. No faltará quien piense que es una calentura de adolescente. Sin embargo, a pesar de que había jóvenes representantes de organizaciones nacidas en el siglo pasado, con discursos del siglo pasado, sentí que no necesariamente estaban defendiendo intereses del siglo pasado. No del todo, pues. La verdad, me sentí bastante aliviado. ¡Hasta esperanzado!
Posiblemente quien estuviese esa noche sentado a mi lado, me preguntaría en que foro estaba yo, porque obviamente el foro reflejó nuestra cultura panameña: un arroz con mango donde todo el mundo jala para su lado; obviamente tenía que ser así, los presentes repitieron, en parte, las costumbres de sus mayores.
Pero como dije, salí esperanzado. Todas las intervenciones de los panelistas y un porcentaje decente de las participaciones del público me parecieron muy adecuadas. Hubo una en particular, la esbozada por la joven representante del grupo organizador, que fue la clave para mi optimista estado de ánimo. Ella mencionó algo que, en lo personal, considero esencial. Dijo, palabras más, palabras menos, que las organizaciones de jóvenes de izquierda no tienen metodología científica. Añado yo, las organizaciones sociales en general en Panamá carecen de cualquier tipo de metodología. Sumemos a esa ecuación el caciquismo y otras hierbas parecidas y tendremos al final minúsculas sectas, que por estar alejadas de la realidad nacional, terminan derrotadas.
Ciencia. A veces pienso, que en esta patria mía vemos todavía con malos ojos el actuar científico. Después nos preguntamos sobre el por qué somos tan fácilmente manejables, por qué nos embaucan y vencen. ¿Estaremos esperando que Merlín el mago nos saque del escollo donde estamos?
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