Una de las características típicas de esta comunidad es el problema habitacional, el cual tomó un gran auge durante la recordada Huelga Inquilinaria de 1925. En Santa Ana todavía existen más de 9 barracas y, según Omar Vásquez, asesor legal de la Junta Comunal del corregimiento, se prevé modificarlas con el Ministerio de Vivienda al estilo de la Casa Virgen de Guadalupe, donde sus residentes se han comprometido a implementar una nueva cultura de ornato y aseo por su propio bienestar.

Y a pesar de luchar por alcanzar un mejor desarrollo, todavía persisten algunos grupos delincuentes como Los Chicanos, Los Chicos del Barrio Lindo, Los BB, entre otros, quienes reclaman no sólo una capacitación técnica, sino también oportunidades laborales. Vásquez dijo que, actualmente, se ofrece un gran apoyo al deporte y se refuerza también con una pastoral de evangelización.

Según historiadores, Santa Ana es una de las comunidades más antiguas de la urbe capitalina.