Hay quienes realmente piensan que es mejor olvidar el asunto de los panameños que fueron sacados de la vida diaria, para nunca volver a saber de ellos.

Dicen que, para que Panamá prospere y cure sus heridas, es mejor echar tierra sobre eso. Quienes así se expresan, no tienen ni idea de lo que es el dolor de no saber qué pasó con su padre, su madre o su hermano. No saben lo que es acostarse cada día, pensando que el amor está en la oscuridad de una tumba sin nombre.