Vestida con traje bastante sucio y con sus pies hinchados, producto de la diabetes que sufre, encontramos a Carmen Emilia, quien abrazada a sus pocas pertenencias, miraba a lo lejos como quien ha perdido el deseo de vivir.

Por la lentitud de sus movimientos da la impresión de que Carmen tiene problemas con la vista, pero como no tiene quien la ayude, no puede realizarse los exámenes médicos que necesita, y mucho menos, seguir la dieta para controlar la diabetes.

VIVIENDA
Una casa sucia e insalubre, una cama carcomida por los años, un colchón donde se nota viven ratones y una estufa, casi más vieja que la dueña, eran parte de las pertenencias.

Carmen Emilia contó que desde hace 20 años no ve a sus hijas Delia y Marisabel, pero sabe que viven en La Chorrera. Los vecinos ruegan a estas dos hijas que son madres también, que se acuerden del ser que les dio la vida y abrigo en las noches, que veló sus sueños cuando estaban enfermas. Entre lágrimas, Carmen se pregunta: ¿Por qué sus hijas no la quieren? Aun así, les rogó que la rescaten de la miseria en la que vive.

SOBREVIVE
Carmen ha tenido que luchar sola y depender de la caridad de los vecinos para sobrevivir.

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